Servicio de internet en Cuba: censurado, escaso y «muy, muy,muy caro»

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La paradoja que el acceso a la red representa para el gobierno de Cuba – una amenaza y a la vez un instrumento de control – se evidenció aquel domingo y en los días que siguieron de protestas contra el gobierno a raíz de la crisis sanitaria y la escasez de alimentos y medicamentos

Agencia Notimexico.- Así es como una cubana describe el acceso a internet en su país, especialmente tras las protestas masivas de julio, las mayores en más de medio siglo.

Las redes sociales jugaron un papel clave a la hora de organizar y expandir las manifestaciones. Poco después, internet «se cerró» de golpe.

Recientemente el gobierno cubano publicó un extenso documento en el que tilda de «ciberterrorismo» la convocatoria de protestas a través de las redes y de «difamación» la publicación de mensajes que considere ofensivos.

Y la promesa del presidente estadounidense Joe Biden de estudiar vías para «restaurar» la conexión en la isla incendió todavía más el debate.

Navegar por la red en Cuba nunca fue fácil, pero desde que en diciembre de 2018 el gobierno autorizó el acceso a internet en los teléfonos móviles, unos cuatro millones de personas en la isla pueden conectarse de ese modo, según datos oficiales.

«Antes de eso, había que ir a los ‘parques wifi’. Ahora, si puedes permitírtelo, te compras un paquete de datos y navegas por internet en tu teléfono», explica cubana.

El internet en la isla – hasta 2012 conectada por viejos satélites rusos y desde 2013 a través de un cable de fibra óptica conectado a Venezuela – es gestionado por la estatal Ectesa, el único proveedor de telefonía, que también proporciona internet de banda ancha (ADSL) en algunos hogares.

«Yo tengo 4G, algo que no es tan raro en La Habana, pero en muchas provincias solo se usa 2G y 3G. El problema es que es muy caro y que a veces, como ocurrió el 11 de julio, está bloqueado».

La paradoja que el acceso a la red representa para el gobierno de Cuba – una amenaza y a la vez un instrumento de control – se evidenció aquel domingo y en los días que siguieron de protestas contra el gobierno a raíz de la crisis sanitaria y la escasez de alimentos y medicamentos.

Mientras las autoridades trataban de contener manifestaciones masivas, los activistas usaban las redes para convocar a más gente y publicar videos en vivode multitudes en las calles, alentando la protesta.

Horas más tarde, el gobierno impidió el acceso a internet en toda la isla con un apagón total.

El gobierno de Miguel Díaz-Canel calificó de «terrorismo mediático» lo que considera una campaña de redes sociales contra su gobierno.

«Tumbaron el servicio por completo y no había manera de conectarse», quien estaba en La Habana cuando tuvo ocurrió el bloqueo.

Las interrupciones de la red fueron constantes, con el servicio eventualmente restablecido a las 72 horas, pero sin acceso a las redes sociales.

Sin embargo, muchos cubanos pudieron seguir accediendo a las redes «como si nada» cuando volvió la conexión, e incluso visitar sitios web bloqueados por el gobierno.

¿La clave? La tecnología que se esconde detrás de una sigla: VPN.

VPN, Virtual Private Network, se traduce como red privada virtual. Algunas permiten acceder a internet como si estuvieras en otro país, bloquear la publicidad o ver contenidos censurados.

Es una de las herramientas de seguridad en línea más comunes y funciona estableciendo una conexión a través de túneles cifrados, de manera que los proveedores de servicios de Internet (ISP) tengan dificultades para identificar a un usuario y bloquearlo.

«Cuando tumban el internet, como pasó a raíz de las protestas de julio, usas un VPN, que te permite navegar por los sitios que están temporalmente bloqueados y visitar los medios independientes, que están perennemente bloqueados», explican cubanos.

«Si quiero ver algún medio independiente, pues activo mi VPN y lo veo. También sirve para acceder a algunos servicios de Google, juegos bloqueados por las sanciones de EE.UU. y a otros servicios a los que no puedes acceder desde Cuba».

Ellos usan uno llamado Psiphon. Es el mismo que utiliza otro joven cubano, Roberto Cabrera, quien asegura que su uso se ha vuelto muy popular «sobre todo entre los más jóvenes y a partir de las protestas».

«Las interrupciones de los servicios se han hecho más frecuentes últimamente, y ya sabemos que cuando eso ocurre la opción más viable es conectarse a internet a través de un VPN. El más utilizado es Psiphon», dice Cabrera.

Mientras tanto, la pregunta de si Estados Unidos podrá cumplir su promesa de brindar conectividad sin filtros a Cuba sigue en el aire.

Hay varias propuestas sobre la mesa: cambiar la regulación para que Elon Musk use su red satelital para transmitir banda ancha desde el espacio; usar los globos aerostáticos del proyecto Loon de Google para colocar torres celulares flotantes en la estratosfera sobre Cuba; o convertir la base de Guantánamo en un punto de acceso wifi masivo.

Sin embargo, la cuestión es más compleja de lo que parece; existen una serie de obstáculos técnicos.

Para empezar, los globos de Google requieren conectarse a redes terrestres. En cuanto los satélites de SpaceX, se requiere un teléfono satelital o una antena parabólica Starlink, algo improbable que muchos cubanos puedan tener, especialmente dado el estricto control gubernamental a quienes intenten introducir este tipo de equipo en el país, además del conflicto legal de ofrecer internet en un país contra la voluntad de sus mandatarios.

«Si el gobierno cubano corta el acceso no hay ninguna forma de conectarse fácilmente a partir de un globo o un dron», advierte Milton Mueller, profesor de la Universidad de Tecnología de Georgia, EE.UU., y director del Proyecto de Gobernanza de Internet.

La opción de crear puntos de acceso wifi en Guantánamo tampoco es la más viable: solo facilitaría el acceso a los cubanos que se sitúen en los alrededores de la embajada, exponiendo abiertamente a quienes estuvieran tratando de evadir la censura.

Por ahora, la mejor opción que tienen los cubanos para navegar abiertamente por internet siguen siendo los VPNs.

«Los gobiernos de algunos países tratan de hacer lo que está en su mano para revertir las tecnologías de acceso y encontrar maneras de interrumpir la conexión», dice McManamen.

«Nosotros seguiremos haciendo lo que esté en nuestra mano para mantener el internet abierto y gratuito».

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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