El país nórdico facilita el diálogo entre el Gobierno y la oposición de Venezuela

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El Gobierno y la oposición de Venezuela se preparan para dialogar en Ciudad de México en busca de salidas a una profunda crisis política. La diplomacia de la paz de Noruega deja huella en América Latina

Agencia Notimexico.- Una vez más, una delicada negociación, de incierto desenlace, mantiene en vilo a América Latina y concentra las miradas de la comunidad internacional. Otro intento por sentar en la mesa a las partes de un conflicto con posiciones aparentemente irreconciliables. En este caso, el Gobierno y la oposición de Venezuela se preparan para dialogar en Ciudad de México en busca de salidas a una profunda crisis política.

El difícil camino comienza a despejarse, y los meses de discretos acercamientos a varias bandas se han producido, como ya ocurrió con el proceso de paz colombiano, bajo el amparo de Noruega. Con paciencia y persistencia, la diplomacia del país nórdico, que también pone un marcado énfasis en los asuntos ambientales, deja su huella en la región.

La crisis de la República Bolivariana se suma a una larga lista de conflictos donde Noruega ha facilitado el diálogo entre rivales, tanto de manera pública como entre bambalinas. Desde el encuentro entre el palestino Yasir Arafat y el israelí Isaac Rabin en los Acuerdos de Oslo, en 1993, ha puesto en marcha una diplomacia al servicio de la paz que la ha llevado a involucrarse en negociaciones en distintos rincones del planeta, desde Sri Lanka o Filipinas hasta Guatemala, que firmó la paz en 1996, su primera experiencia en América Latina.

La capital noruega fue también un escenario clave del acuerdo colombiano que negociaron el Gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC durante cuatro años en La Habana. La apertura formal de la mesa se hizo en Oslo, en octubre de 2012, y también su cierre simbólico con el Nobel de Paz que recibió el entonces presidente en diciembre de 2016, días después de haber refrendado en el Congreso un pacto renegociado tras el inesperado triunfo del No en el plebiscito sobre el acuerdo original. “En un momento en que nuestro barco parecía ir a la deriva, el premio Nobel fue el viento de popa que nos impulsó para poder llegar a nuestro destino: el puerto de la paz”, valoró el propio Santos en su discurso de aceptación.

En el naciente diálogo entre venezolanos, alcanzar un cronograma electoral que satisfaga a todos y levantar las sanciones son dos de los siete puntos del memorándum de entendimiento firmado el pasado viernes en Ciudad de México. Allí, Dag Nylander, director del Centro noruego para la resolución de conflictos, quien ya fue una figura clave en el acuerdo de paz que desarmó a la mayor guerrilla de América, vuelve a jugar un papel determinante.

La resolución de conflictos en distintas regiones del planeta es una meta explícita de la política exterior noruega desde hace décadas. “Es parte de la idea de que nuestro interés, como un país pequeño, es que el mundo sea un poco más pacífico y haya más respeto por el medio ambiente, no es un interés comercial ni geopolítico”, señala Benedicte Bull, profesora de ciencia política de la Universidad de Oslo y experta en América Latina. Su papel en el diálogo venezolano, señala, tiene raíces en el rol que ya jugaron en los diálogos con las FARC, que fueron acompañados por Venezuela; en los contactos, el conocimiento y la confianza que generaban.

Aunque son negociaciones muy distintas, con sus propias particularidades –como el acompañamiento de Rusia en el caso venezolano, entre las más significativas– , hay varias similitudes. Oslo se involucra a largo plazo, sin mucha publicidad, para construir puentes entre las partes, o lo que en Venezuela se han llamado “túneles” entre el Gobierno de Nicolás Maduro y la oposición, pues no son tan visibles y todavía cunde la desconfianza. A los diplomáticos noruegos los distingue la voluntad de trabajar año tras año, incluso cuando no hay esperanza de establecer un proceso. Y también están dispuestos a asumir el riesgo político de que acabe en un fiasco.

“Trabajan con mucha discreción”, subraya Bull, e intentan crear un acuerdo marco para iniciar el diálogo y mantener el ritmo. Lo corrobora María Ángela Holguín, la canciller colombiana durante el Gobierno Santos (2010-2018), muy involucrada en los acuerdos que tienen a Cuba y Noruega como países garantes. “Ayudaron mucho dando el espacio para el diálogo”, valora, “ponen todos los recursos humanos para facilitar la negociación”.

Fuente: agencias.

 

 

 

 

 

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