El amor por las películas y series mexicanas entra por los ojos

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Oliver Meneses se ha encargado de diseñar cientos de carteles para producciones nacionales, tanto en Netflix como en otras plataformas

Agencias/Notimexico.- Cuando una persona navega por una plataforma como Netflix o Disney Plus, puede llegar a ver, de un solo vistazo, unos 200 diseños que invitan a ver alguna película o serie. Mientras que algunos tienen un plan específico, otros se sumergen en la plataforma y buscan pescar un nuevo contenido. Para Oliver Meneses, diseñador y autor de más de un centenar de carteles de películas, el amor es a primera vista. “Es como cuando llegas al cine y te paras frente a los carteles: el que no está bien hecho no te llama, si está bien hecho, te llama a verla, y pasa lo mismo en las plataformas”, dice en entrevista.

Meneses (Ciudad de México, 1972) ha vivido en carne propia el auge de las producciones mexicanas en plataformas como Netflix, Prime o HBO Max, además de ser partícipe del desarrollo del cine nacional desde el punto de vista del diseño y la mercadotecnia enfocada en el entretenimiento. Su primer diseño para la industria fue De la Calle (2001), poco después de que Amores Perrosde Alejandro González Iñárritu triunfara en las pantallas. Desde entonces, este creativo ha marcado buena parte de las narrativas visuales de las producciones mexicanas. “La inercia (en México) siempre fue copiar o imitar el arte o estilo de Hollywood, por eso mi reto es ofrecer algo al mismo nivel, pero con un sabor propio”, comenta.

El aumento de las producciones de series y películas que se hacen en México requieren de un tratamiento especial. Según el Anuario estadístico del cine mexicano del Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine), en 2001 se rodaban cerca de 30 películas, mientras que para 2019 ese número superó las 200 producciones. Por ello, buena parte del trabajo de Meneses se centró en las producciones nacionales. “Antes solo las películas de Hollywood y europeas llegaban a México y la única mercadotecnia que se hacía alrededor eran traducciones, pero cuando empieza a haber más producción nacional la duda era saber cómo lo promocionamos y que una película de 20 millones de pesos compita con una de 200 millones de dólares”, cuenta.

Su trabajo no es exclusivo de un solo género: va de la comedia romántica al cine de autor, pasando por historias de aventura. Claro que no es lo mismo enamorar a alguien con un cartel con contenido ligero que con un drama urbano. “De mi trabajo, todo lo que no es comercial tiene tintes más creativos, pero llegó el momento en que si algo tenía éxito, me pedían que todo fuera así”. Meneses recuerda que en 2016, la película Qué culpa tiene el niño marcó la preferencia por el color rosa en los carteles. “Se pensaba que era una clave para ser un éxito en taquilla”, recuerda.

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